Aunque hay que tener en cuenta todas las emociones, la desilusión es un tema del que no se habla.
La coach de vida, Liliana Timmer, habló sobre una emoción de la que poco se habla: la desilusión. Para comenzar, citó una frase de un dramaturgo inglés que dice “La vida es una larga preparación para algo que, en buena parte de las veces, nunca ocurre. Es así, el 80% de las cosas que imaginamos no suceden y es donde entra la desilusión”.
“Tiene que ver hacia dónde enfocamos las desilusiones y qué entendemos por ilusión también. Sucede porque tenemos propósitos, metas o idealismos que nunca llegan, no porque sean imposibles de alcanzar, sino que tenemos que tener en cuenta que puede no pasar. Esperamos que suceda y si no pasa, llega la desilusión, porque no contemplamos el qué pasa si no pasa“, dijo.
Las personas proponen metas a corto y largo plazo, siendo las primeras útiles para llegar a la meta final. “En las de corto plazo hay que tener en cuenta, por lo general, que muchas de ellas no se van a cumplir. Si no estamos alertas, vamos a vivir en una desilusión constante que nos lleva a la depresión”, advirtió la coach.
“Cuando alimentamos mucho las expectativas acerca de algo, también tenemos que prepararnos para unas cuantas desilusiones. Sin embargo, es bueno situar en nuestro horizonte personal más de un deseo, meta y expectativa. El ser humano perdería su esencia si no lo hace. Hay una regla implícita que nos recuerda que es bueno aprender a lidiar mejor con la brecha que existe entre la expectativa y lo que más tarde nos pueda traer el destino, que no siempre es lo que esperamos. Si somos conscientes de esto, la desilusión va a ser menor”, explicó.
“Estas situaciones con desenlace poco propicio son más frecuentes de lo que creemos y son parte de la vida. Existen y tenemos que aprender a lidiar. La desilusión tiene mucho que ver con la pérdida, porque nos deja desprovistos de que queremos que sucedan. Está hecha de tristezas y arrepentimientos, que son dos emociones muy complicadas”, aclaró la profesional.
Por eso, cuando una persona se siente desilusionada puede experimentar decaimiento, apatía, frustración y una ausencia absoluta de motivación. La desilusión “es una emoción válida, que existe y la vamos a tener siempre, pero podemos entrenarnos para lidiar con ella. Hay que recordar que no deja de ser una forma profunda de tristeza bañada en una capa de arrepentimiento”.
La coach Timmer indicó que es necesario “reconocer este sentimiento, porque nos acostumbramos a aparentar que estamos bien”. La vuelta de página se logra “solamente conociéndonos bien, teniendo tiempo para nosotros y preguntándonos qué nos pasa”.
“Si no conozco la desilusión, tampoco voy a conocer la ilusión”, subrayó.